domingo, febrero 26, 2006

Danza Árabe: una enseñanza de madres a hijas

Como lo he reseñado en alguno de los post anteriores, uno de los atributos más resaltantes de la Danza Árabe es que, históricamente, ha sido una vía a través del cual las mujeres que la practican entran en contacto con lo más profundo de su feminidad. En la cultura árabe, la mayoría de las mujeres se inician en esta danza por enseñanza de sus madres; esto hace que se convierta en algo mucho más íntimo, algo especial que comparten mujeres de distintas generaciones.

Lo que adjunto a continuación es un artículo que publicó mi hermana (Daniela) en el periódico Letras, editado en Caracas, Venezuela, de fecha 12 de diciembre de 2005 (cabe destacar que ése es el día de mi cumpleaños :D), en donde habla acerca de lo importante de la Danza Árabe como arte y regalo personal. Cuando leí el artículo me sentí muy orgullosa, pues Daniela es tres años menor que yo y, aunque no somos madre e hija, puede decirse que su incoporación al mundo de la Danza Árabe fue a través de mí. De alguna manera, el proceso de enseñanza de madres a hijas se dio en nuestro caso; eso me emociona muchísimo, pues creo que hemos llegado, Daniela y yo, juntas, a la verdadera esencia de este arte.

Sé que aún hay mucho por descubrir, y lo mejor de todo es que, de ahora en adelante, podremos descubrirlo juntas. ¡Disfrútenlo!
Mariana Bellydancer.
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Danza Árabe: Un tributo a la feminidad

Con más de un milenio de antigüedad, traída a nuestro contexto por la globalización, la Danza Árabe se presenta como un elemento de seducción, en el cual la sensibilidad y la picardía se unen para generar una experiencia exótica que traslada al observador a un universo paralelo.

Toda danza tiene una implicación; hasta la más simple a nuestros ojos guarda un profundo significado que permite que sea vivida plenamente. En este sentido, la Danza Árabe va mucho más allá del empleo de trajes brillantes y de sugerentes movimientos de cadera y vientre: forma parte de un estilo de vida. Lo que realmente se busca es propiciar el encuentro de quien baila con lo más profundo de su feminidad.

Este encuentro es inevitable, pues la compenetración con el cuerpo es tal que comienzan a aflorar sensaciones nunca antes experimentadas. Bailarinas profesionales, muchas de las cuales han basado su formación en una enseñanza que trasciende generaciones y espacios, mantienen que este reconocimiento de músculos –que a pesar de siempre haber estado allí, apenas comienzan a sentirse -, es una experiencia incomparable, placentera y útil en muchos sentidos, desde calmar los molestos dolores menstruales hasta lograr “acomodar” la posición del bebé para facilitar el proceso de parto, siendo esta la primera interacción entre madre e hijo. Por esto, la Danza Árabe, más que un espectáculo ofrecido para causar placer a un observador, es un espectáculo personal que busca causar placer a quien baila.

Hoy aparece en nuestras latitudes ese arte milenario y, antes de caer en la tentación de banalizarlo y limitarlo a lo que nos muestra Shakira, vale la pena adentrarse en las profundidades de esta manifestación y entender que la Danza Árabe es, ante todo, un tributo a la feminidad.
Daniela Rodríguez R.

1 comentario:

Stokma dijo...

que lindas las dos